lunes, 17 de diciembre de 2012

3.1 La producción

La producción:


En televisión la producción hace referencia a los procesos de realización del programa. De esta manera, el equipo de producción engloba a todo el personal de un programa organizados en torno a las figuras del realizador y del productor.

La función del productor consiste en dirigir la organización y la administración del programa. Entre otras tareas selecciona ideas, controla el presupuesto y coordina al equipo de realización y dirección. Tiene como subordinados a varios ayudantes –número variable según la complejidad del programa– que realizan las tareas de campo, contrataciones, citaciones y control de los elementos de grabación.

Según la magnitud del programa el realizador y el productor cumplen dos tipos de funciones:

Funciones combinadas: cuando el programa es de poca envergadura, el productor y el realizador pueden ser la misma persona. En realidad el realizador hace las funciones de director del proyecto y se contrata a un realizador muy técnico con menor capacidad de decisión. La figura del director-productor, que vemos por ejemplo en el programa El Club de la comedia, se responsabiliza de toda función artística, creativa, contractual y supervisora de operaciones en el estudio.

Funciones separadas: si el programa es un programa muy complejo, realizador y productor son personas diferentes, siendo el productor responsable de la organización, financiación, promoción, gestión del trabajo de varios realizadores y en ocasiones de la coordinación artística.

El modelo de organización por etapas, y con independencia de los que completemos en epígrafe posteriores, es en sus líneas generales el siguiente:

Preproducción;  que abarca las fases de guión, contratación de equipo técnico y artístico, creación de grafismo del programa sus créditos, títulos, y gráficos, con ellos se marcará el estilo del producto. Es en esta primera etapa cuando se crea el montaje escénico, instalando los decorados, tanto reales como virtuales, montándose la iluminación, el sonido y los elementos que deban intervenir durante la grabación. Finalmente se diseña un mapa de coordinación donde se indican todos los elementos que van a intervenir en la grabación para que todo el equipo esté informado.

Producción: hablaríamos aquí de la grabación propiamente dicha del programa y de todos los procesos que posibilitan la puesta a punto, tales como las comprobaciones preliminares de los aparatos técnicos o de las citas de los actores o invitados. Tampoco hay que olvidar los ensayos en los que se establecen las decisiones últimas de realización. Una vez encajadas todas las piezas, se realizan las tomas hasta grabar el programa entero.

Postproducción: una vez dada por terminada la grabación, se procederá a dotarla de unidad con las mejores tomas en edición y en sonorización. Una vez aprobada la versión definitiva, se procederá a duplicarla tanto para su emisión como para su posterior conservación en el archivo.

3 El lenguaje de la television : Los estudios de televisión

3.1 Los estudios de televisión
Toda cadena de Televisión, grande o pequeña, requiere de un espacio donde organizar y ejecutar los elementos que componen su producción. En la gran mayoría de los casos, toda esta estrategia laboral se desarrolla en interiores conocidos como estudios de televisión, la verdadera fábrica de los programas de televisión.


El Estudio:

Es un espacio similar a un plató de cine. Es decir, es el espacio en el que van a situarse los decorados y los personajes, actores, presentadores, artistas, invitados...para ser grabados. Su tamaño variará según el tipo de programas, puesto que mientras un informativo o un programa de entrevistas puede no necesitar más que un espacio del tamaño de una habitación grande, un programa de variedades, con actuaciones musicales y público puede requerir de una gran nave. El área de grabación consta básicamente de una serie de panós o de forillos, una parrilla de iluminación elevada, un revestimiento aislante de la acústica, una puerta de acceso coronada por un luminoso indicador de si se está grabando o no, cámaras –en número mínimo de tres-, micrófonos y numerosos sistemas de conexiones, tanto para los materiales técnicos como eléctricos.


El Control de Realización:

Si el estudio es el cuerpo de la televisión el control de realización del estudio es su corazón; el control es el espacio desde el que el realizador y el personal técnico especializado controla el proceso de producción. En el control podemos distinguir cuatro áreas claramente delimitadas por sus funciones: área de producción, el lugar desde el que se dirige el programa y que acoge al realizador, al ayudante de realización y al mezclador de vídeo; área de control de vídeo, desde donde se dirige la iluminación y se cuida la calidad técnica de la señal de vídeo; área de control de audio, espacio para asegurar una perfecto registro de sonido; y área VTR, zona de magnetoscopios y reproductores para intercalar imágenes regrabadas (por ejemplo, en un informativo, los reportajes grabados en exteriores).


Control de Continuidad:

Existen en los estudios otras dependencias que garantizan el buen funcionamiento del mismo como el control de continuidad que es el centro de selección de las diversas fuentes de imágenes que constituyen la programación: publicidad, ‘mosca’ identificativa de la emisora, advertencias, etc. Desde aquí se incorpora la voz en off cuando falla el sonido en una retransmisión.

Y las áreas auxiliares que cumplen funciones de apoyo a los controles principales. En concreto: área de grafismo, estrechamente vinculada a la de producción y realización, área de reparación, laboratorio de soporte para pequeñas averías; área de almacenamiento de equipos, donde se conservan los equipos de reserva de todo tipo, cámaras, filtros, ópticas, micrófonos y los equipos portátiles; área de almacenamiento de la decoración, donde se guarda el atrezo, los forillos y los fondos; área de montaje, salas de edición de programas o de noticias; y área de archivo, donde se conservan todos los programas emitidos bajo especiales condiciones temperatura y de humedad.

viernes, 14 de diciembre de 2012

2.3 La televisión durante la Transición democrática


A pesar de que existe una coincidencia generalizada sobre la importancia histórica que posee el periodo conocido como la Transición de la dictadura a la democracia (1976-1982), lo cierto es que no se ha subrayado suficientemente el decisivo papel que jugo el medio televisivo en el conjunto del proceso político. Y eso que, excusado es decirlo, la televisión era ya en ese tiempo la principal manera de entretenimiento en nuestro país y en muchas ocasiones la principal (o única) forma de información y conocimiento de millones de españoles.

Vista desde la contemporaneidad la Transición en TVE consistió en varias operaciones.

En primer lugar, se trató de erosionar los valores sociales que la dictadura había permeabilidad en la sociedad española. No debe olvidarse que hasta el año 1977 o 1978 las encuestas indican que los valores de paz, orden y estabilidad prevalecen frente a los de libertad y democracia. Ciertamente, los responsables de TVE se esforzaron, y mucho, en contrarrestar para los ojos y oídos de la “España profunda” los riesgos de la parálisis o de la involución política. Un ejemplo entre muchos: durante los trágicos días de enero de 1977, con atentados terroristas de extrema derecha y extrema izquierda, el rostro compungido de los presentadores de los Telediarios comunicaba a los españoles, más quizá que los discursos oficiales, lo inadecuado de la violencia como arma política.

En segundo lugar, se necesitó legitimar simbólicamente desde las antenas televisivas el incipiente régimen de libertades; para ello se creó un estatuto nuevo para la clase política y para sus actividades públicas al margen del rancio oficialismo del franquismo. Excepcionalmente ilustrativa resulta, en este sentido, la asociación que TVE hizo entre elecciones y la alegría de un hecho extraordinario. La frase de ‘fiesta de la democracia’, que aun hoy se escucha, y que no tiene equivalente en otros países europeos, adquiere su sentido al comprobar las tácticas programáticas televisivas para las noches electorales. Por ejemplo, el 15 de junio de 1977, día de las primeras votaciones democráticas, para amenizar la espera de los resultados, en TVE programan un espacio que con el título de Esta noche fiesta reunió, cual especial de noche vieja, a cantantes de la época como Julio Iglesias, Isabel Pantoja, Manolo Escobar, Georgie Dann o Karina.

En tercer lugar, en la Transición se trató de elaborar, a partir de la producción de series, una política pedagógica de los nuevos valores democráticos. Si desplegamos el póquer de las cinco series de mayor repercusión social del periodo, aparecen Curro Jiménez, Cañas y barro, Fortunas y Jacinta, Los gozos y las sombras y Verano azul. Y como el investigador Juan Carlos Ibáñez ha indicado, en todos los casos, sean adaptaciones de novelas o guiones originales, y especialmente en aquellas que más han perdurado a lo largo de las décadas como Curro Jiménez o Verano azul, se trata en sus argumentos de presentar personajes y actitudes que tienen relación con una sociedad en plena transformación, que aprende de sus errores y que busca un nuevo escenario de convivencia.




 

2.1 La Edad de Oro de la televisión


En la segunda mitad de la década de los años sesenta, cuando los españoles han legitimado a la televisión como su principal forma de ocio, TVE vive su particular edad de oro. Sin problemas financieros 
significativos, la televisión española se ha convertido, en poco más de una década, en una máquina de hacer dinero, con capacidad de producción para elaborar programas competitivos en el contexto de los festivales europeos. Probablemente, el salto adelante se basó en que en España, a diferencia del resto de las emisoras europeas en donde la publicidad televisiva estaba prohibida o muy limitada. Los ingresos se consiguen a partir de lo que se recauda por los anuncios emitidos, por lo que si necesitan mayores presupuestos, basta con aumentar el tiempo de publicidad o subir las tarifas de los anuncios.

Puede decirse que la edad de oro se inicia con la inauguración de los estudios de Prado del Rey en 1964, que acaban con la precariedad técnica de los orígenes, y continúa con la puesta en marcha de la oferta complementaria de TVE 2 (conocida popularmente durante lustros como “el UHF”). De una forma convencional se acepta que con la crisis económica de primeros de los setenta y el fallecimiento de Francisco Franco finalizan los buenos tiempos de la televisión.

Al contar con dos cadenas, los responsables televisivos pudieron dividir la oferta de programas para satisfacer las demandas de la audiencia: la segunda, como veremos en el epígrafe 5, se concibe como una cadena pensada para las audiencias culturalmente más exigentes; por su parte, la primera será la cadena de los programas más populares.

Lo más significativo siempre es la producción propia española.
En primer lugar, los programas de variedades como Gran Parada (el primer gran éxito de la televisión en España), Amigos de los lunes, Salto a la fama (pensado para encontrar nuevas figuras de la canción) o Galas del sábado, entre otros. Los programas de variedades, en su mezcla de actuaciones musicales y pequeños números de humor, usualmente se programaban en la noche de los viernes o en la de los sábados. Ayer como hoy tendencialmente eran presentados por una pareja de hombre y mujer. 

En un segundo bloque encontraríamos los concursos de preguntas y respuestas como Cesta y puntos, Un millón para el mejor o en los primeros años setenta el célebre Un, dos, tres... responda otra vez; pero también los programas divulgativos como los de Félix Rodríguez de la Fuente o los infantiles.

Y sobre todo la ficción propia como Novela de treinta minutos de duración por capítulo a lo largo de una o más semanas programadas después del telediario del mediodía o antes del de la noche y Estudio 1, representación televisiva de una obra de teatro y verdadero buque insignia durante más de una década de los dramáticos grabados en vídeo. En este campo de la ficción, y si exceptuamos el primer premio del Festival de la Canción de Eurovisión que consiguió Massiel en 1968, TVE consiguió algunos de los más prestigiosos premios internaciones con obras como El asfalto (1966) o Historias de la frivolidad (1967), ambas de Chicho Ibáñez Serrador o El irreal Madrid (Valerio Lazarov, 1969).



http://www.youtube.com/watch?v=MWcJL7pXoq8



2. El comienzo de la television.

La prehistoria de la televisión en España
La prehistoria de la televisión en España está, como en tantos otros países, firmemente imbricada en la historia de la radio. En los años treinta, como corresponde al reducido nivel industrial de nuestro país, no existen pruebas experimentales de televisión, pero como corresponde a la efervescencia cultural de la II República se producen vivos debates sobre las características del nuevo medio. Las revistas radiofónicas tales como Radio Sport, Radiosola, TSH, e incluso la prensa como en los diarios La Libertad, El Imparcial, La Vanguardia, El Liberal, se hacen eco de muchas de las noticias que la todavía no nacida Televisión está generando a lo ancho de todo el mundo; y ello hasta tal punto, que un repaso de los debates de aquellos años revela una intensidad de la discusión que no volverá a verse hasta los años sesenta. Asimismo, es frecuente la publicación de libros sobre temas técnicos del mundo de la televisión.

La aparición en Madrid, en marzo de 1933, de la revista Radio Televisión es el ejemplo más modélico del atractivo que suscitaba la televisión en los lejanos tiempos de la II República. La publicación como tal tuvo una vida efímera pero no dejará de sorprender que en España circulara una revista dedicada a la televisión cuando no existían emisiones regulares en ningún lugar del mundo.
En el número 1 de ese año de 1933 en el editorial de presentación se leía: “La televisión vendrá a sumarse al número de inventos que hacen la vida más complicada si se quiere, pero más interesante también”. Visionarios excepcionales sus promotores si recordamos que TVE tardaría prácticamente veinticinco años en comenzar sus programaciones.

La primera exhibición de televisión en suelo español (es decir transmisión a distancia de imágenes y sonidos) se produjo por los técnicos alemanes durante el desarrollo de la Guerra Civil (noviembre de 1938). Los nazis presentaron a Francisco Franco y uno de sus ayudantes la Fonovisión, un sistema de ‘videoteléfono’ que diríamos hoy; se ignora la calidad de la prueba a pesar de que existen fotografías que dan fe de su realización.

Hubo que esperar diez años para que en 1948, en Barcelona y en Madrid, se produzcan las primeras demostraciones de lo que hoy en día entendemos por televisión. En ese año únicamente existen emisiones regulares en Gran Bretaña y en Estados Unidos y a pesar de que se apunta el doble modelo televisivo: público para Europa y privado para América, todavía no están fijadas definitivamente sus características. De hecho las exhibiciones que se hicieron en España fueron realizadas por empresas privadas como la holandesa Philips y la norteamericana RCA en ambos casos con el objetivo de convencer a las autoridades de la bondad de sus ofertas.

Philips organizó en junio de 1948 durante quince días y en el marco de la Feria de Muestras de Barcelona unas pruebas televisivas que alcanzaron un enorme éxito de público, hasta el punto que los primeros espectadores aguardaban pacientes colas durante horas para poder ver la maravilla de la televisión. Las pruebas consistieron en la emisión en directo desde un estudio de unos programas de actuaciones musicales y humorísticas diversas.

Por su parte la RCA intentó en Madrid en agosto de 1948 la retrasmisión de una corrida de toros recibida por los televidentes, en el Círculo de Bellas Artes. El fiasco fue total. Se vio y se oyó poco y mal. Los espectadores crispados exigieron y consiguieron que les devolvieran el precio de las entradas que habían pagado. Un comentarista escribió: “Dentro de unos años esto de la televisión será una gran cosa. Hoy es un juguetito”.

A partir de una fecha indeterminada entre 1951 y 1952, lo que años más tarde se denominará TVE comenzará sus emisiones en prueba. Las emisiones regulares se iniciarán en 1956: la prehistoria de la televisión en España había finalizado.